sábado, 7 de septiembre de 2013

No podía esperar más

1.- Un país entero no podía esperar más. Los ambientes estaban caldeados en todo el territorio nacional. Desde ayer, decenas de vuelos se desplazaban hacia la costa. A bordo, miles de colombianos ilusionados. Llenos de una esperanza que inició hace un año, luego de endosar cuatro goles a la 'garra charrúa'. Querían ver el sueño consumado. Un grupo de jugadores, de la mano del anciano extranjero que lo cambió todo, estaban cada vez más cerca de hacer realidad un deseo latente de 16 años.

2.- La celebración se vio amenazada de retraso varias veces. Una hora antes del partido, cayó sobre el estadio un diluvio tremendo, acompañado de vientos y truenos. El césped adquirió cara de lago, y la incertidumbre negativa se posó en las tribunas. ¿Habrá partido? se preguntaban muchos. La clasificación estaba más cerca que nunca, y pensar en posponer el encuentro para el día siguiente sonaba a catástrofe. Porque más del 60% del público venía de todas partes del país, porque no se llenaría, etc. Entre todo esto, Colombia entera esperaba también a Falcao, duda desde el domingo pasado.

3.- Tras casi dos horas y media de lluvia torrencial, la terna arbitral determinó que habría juego sobre el césped del Roberto Meléndez. Calentaron los porteros de cada escuadra, y todos aguardaban por los 22 jugadores. Colombia demoró más que los visitantes en enfilar a sus hombres en el túnel. Ya completos, salieron a la cancha. Todos expresaron su alegría al ver al ariete del Principado entre los 11 amarillos.

4.- Las 66 mil personas calentaron el frío y húmedo recinto, que casi por norma debía estar ardiendo. El calor de la gente ayudó a los locales. El terreno no lo haría. El balón no correría bien. Colombia partió en su 4-4-2 habitual. Perea y Valdés como centrales. Abel y Sánchez en el centro del campo. El resto, lo de siempre. Ecuador arrancó con dos líneas de cuatro muy juntas, y dos delanteros en punta. Antonio Valencia irían Jefferson Montero a las bandas. Prometía el partido: dos estilos casi antónimos, segunda contra tercera en la clasificación.

5.- Los cafeteros mutaron su esquema al iniciar en un 4-3-3, con Abel Aguilar y Macnelly Torres de interiores, y Sánchez de mediocentro posicional por delante de la defensa. James en la izquierda, Falcao en el centro, y Teófilo en la derecha. Ecuador, replegado, tapaba la salida central de su rival, y obligaba a lanzar hacia Zúñiga. Ahí Colombia tenía un problema, pues Montero era una amenaza constante, y Juan Camilo no podía descolgarse como le gusta. 'Teo' apareció entonces como receptor de envíos largos para salir. Hacía la labor de 'pivot' de manera sobresaliente. Falcao también, pero en menor medida. Macnelly, de momento, no aparecía.

6.- La orden de Reinaldo Rueda, técnico de Ecuador, era clara. Robar, y enviar a los extremos, que en el 1x1 lo tenían poco complicado. Montero le hizo un traje a Zúñiga cada vez que tomó el balón en su zona. Armero no lo pasó tan mal con Valencia, y buen motivo de ello es que el del United se vio obligado a irse hacia adentro varias veces para generar. A partir de ahí crearon varias ocasiones. Ospina, providencial para los suyos, realizó una atajada fundamental a Noboa. La expulsión afectó mucho a los del ex entrenador de los colombianos.

7.- Colombia movía el balón de un lado a otro. Abel la mandaba hacia los costados, y Macnelly lo ayudaba, aunque lento, a conservar la posesión. Aparecería el hombre del partido: James Rodríguez. El ex del Oporto dejó toques de primera geniales, limpió las jugada, y su último pase suscitaba terror a Ecuador. Era el más diferente sobre el verde. Y en esas, llegó el gol. Sánchez anticipa, Falcao de espaldas orienta el cuerpo para pasar hacia adelante, James toca de primera con la testa, Teófilo pivotea, Falcao dispara, Banguera da rebote, y el 10 lo remata. Jugada bella; gol de pillo. La escuadra colombiana, luego, volvía paulatinamente al 4-4-2.

8.- 1-0 al descanso. Superioridad manifiesta de los de casa. Banguera había atajado varias importantes. Tuvo una buena noche, y aumentó la ansiedad de un público que quería goleada. La inferioridad numérica hizo recular más a Ecuador. Rueda mandó uno de sus mediocentros a cubrir la posición de Achilier. Estar con 10 los dejó groggy en lo que restó de primera parte, y los empujó contra su arco. Los equipos salían del túnel, y otro retraso: se apagó la mitad de las luces del estadio. Las ansias crecían como la espuma de la cerveza  en las tribunas.

9-. Se reanudó el encuentro. Pékerman retiró a Abel, y dio entrada al ingrávido hiperactivo: Juan Guillermo Cuadrado. El 4 colombiano se clavó en la derecha. James permaneció en la izquierda, y Mac sería un interior de mucho recorrido vertical. Generaron. El extremo de la Fiore es insultante. Le das medio centímetro, y te saca cinco metros en carrera. Ecuador salió con las ideas más claras. Repliegue ordenado, y envío largo a Valencia, que es mucho más veloz que los centrales y el mediocentro de Colombia. Entre tanto, Ospina chocó y quedó tendido. Más y más espera. Y preocupación local, además.

10.- Valencia corría mucho, y muy rápido. Buscaba bajar melones, sandías, y lo conseguía. Tiraba del carro. Sus gestos no indicaban otra cosa. En esas, llegó el penalti. Sánchez se vio ampliamente superado en carrera, y cometió falta. Otra alerta de espera: Si Ecuador marcaba, adquiría mucha vida. Ayoví falló, y la jugada siguiente terminó en paradón de Banguera tras contragolpe comandado por James y rematado por Cuadrado. El partido adquiría un tinte frenético. Colombia poco quitaba. Su rival cabalgaba con lo que tenía.

11.- Macnelly llegaba tarde a defender. Sánchez no podía cubrir tantos metros él solo. Pékerman, consciente de ello, ingresó a Alex Mejía por el 20. El equipo del café ganó equilibrio. La intensidad bajó, pero las ocasiones de Colombia no cesaron, cortesía de James y Cuadrado. Cabezazo de Falcao detenido en la línea, balón al larguero de Teo, buscapies enviado a córner casi rematado, y así más. El tiempo transcurría y Teófilo se quedaba sin aire. José Néstor envió a Jackson al campo.

12.- Ecuador apuró en los últimos 5 minutos. Paredes, junto al ya ingresado Joao Rojas, y Antonio Valencia, obligaron a Colombia a irse hacia Ospina. Los nervios se podían tocar. El pitazo final vino acompañado de un suspiro, y luego un grito de júbilo de todos los asistentes, y los espectadores del encuentro.

y 13.- Colombia irá a Brasil en 2014. Trabajó mucho un cupo muy sufrido, que ya siente suyo, aunque todavía no sea matemático, y aunque las declaraciones sean 200% mesuradas. Ecuador no lo hizo fácil para la segunda generación dorada del país del café. Hasta el minuto 95, esperaron y esperaron. Hoy, los colombianos se acuestan a soñar la cumbia en el país de la samba. Tras 16 años, hay certeza. Viajarán a Montevideo el martes para intentar que los números certifiquen. Falcao, James, Cuadrado y Pékerman se alistan. Hay Copa del Mundo.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Lo que puede ser

La última gran obra del xavismo culé fue por allá a finales del 2011, en Japón, días después de tapar bocas en el Santiago Bernabéu con tres goles. Esa temporada, Cesc había vuelto a casa. Guardiola lo había pedido. Sabía que luego de tramitar en Wembley el certificado que validaba, de forma unánime, a su Barcelona como uno de los mejores equipos de la historia -y tal vez el mejor-, aquello iría cuesta abajo. Era el punto más alto. A partir de ahí, el descender es algo normal. Es humano. Pep siempre buscó la reinvención constante. Messi falso 9, Ibra delante de Leo, extremos abiertos y Leo falso 9 súper pasador, y otras maneras de renovar. Al llegar Cesc, Pep buscó retornar al 3-4-3 con el que dominó como jugador España y Europa en los 90. No le salió. Se vació, y se fue.

Dejó un proyecto inconcluso. Y a Cesc en incógnita total. Ya pasó más de un año desde entonces. En ese año que pasó, Xavi tuvo que ser aplastado por una partida de alemanes para que todos dijéramos lo que sonaba a tabú. El 6 del Barcelona no da más. La Supercopa de hace poco lo reafirma más. A sabiendas de ello, Martino trabaja en relevarle. Fábregas, quien no ha necesitado otra cosa desde que llegó al Camp Nou que confianza y protagonismo, al fin parece tenerlo. Pero real. No aquel de 'complemento' de Messi, de 'doble falso 9', ni de 'me escoro a la izquierda y corro para Iniesta'. No. Es claro partícipe de la generación de juego, desde la posición de interior. Y, como su fútbol lo demanda, tiene licencia para moverse mucho.

En Mestalla vimos el primer partido de Martino sin Xavi. Cesc con Iniesta, escoltados por Busquets, y arriba Leo con Neymar. Pedrito, de rol oscuro, pegado a la derecha. Djukic fue muy valiente y salió a presionar arriba. Eso le costó tres goles de Messi. Le costó porque Neymar pinchaba constantemente al lateral, porque Cesc con algo de espacio la pone redonda para el gol, y porque Messi es Messi. Luego vinieron dos goles que fueron producto de dormirse en los laureles. Es la tercera fecha. Martino trabaja mucho en corregir eso. Sus gestos luego del doblete de Postiga hablan por él.

Sin Xavi, quien en sus años mozos la tocaba abajo, la llevaba, y la entregaba para el tanto, hay buscar solución. Sin la figura que por sí sola amase, hornee y entregue el pastel, es necesario que lo hagan varios. Así, Busquets, Iniesta, Cesc y Messi trabajaron mucho la pelota. La idea está en que Busi haga lo que sabe hacer, en que Iniesta no la pierda, en que Cesc la toque, se mueva y la entregue perfecta, y en que Messi colabore y pase o remate. Y a la par de todo eso, que Neymar reciba de cualquiera de los anteriores, rompa a golear, o, que si quiere, nos regale gestos tan especiales como el tacón al 10. Dos genios en una baldosa.

Lógicamente hay cosas que el Barcelona debe mejorar. Neymar debe presionar más a la hora de la pérdida, Cesc debe contenerse un poco. O que Alba no se descuelgue tanto. Messi debe alcanzar su estado de forma óptimo -que estando mal hace tres-, y lo mismo Iniesta.

La idea se torna sostenible en grandes noches. Busquets más arropado por sus laterales, todos más juntos. Hay mucho potencial de desequilibrio, que Iniesta, Neymar y Messi, por sí mismos, son lo que son. Juntos, una vez que engrasen, veremos. El Barcelona post-Xavi no aspirará a ser el de la 10-11. Pero sí a volver a competir. Y a competir con alternativas, creyendo en una idea, y recuperando cosas perdidas. Martino, de momento, va 9 de 9, y afirmó, además que "esta ha sido, de lejos, la mejor versión del Barcelona". Europa se aproxima.